Los mosquitos proliferan mayoritariamente en verano, ya que son de clima cálido, y pueden convertirse en una pesadilla para muchos de nosotros. Son los culpables de que nos levantemos con picaduras por todo el cuerpo y de que nos dejemos la piel rascándonos sin parar los hinchazones.
Con la llegada del buen tiempo el número de actividades que hacemos al aire libre es mayor. Salimos a correr, vamos al campo, hacemos barbacoas o simplemente vas a tomar algo al bar de tu barrio. Todo ello además con menos ropa de la habitual, lo que supone dejarles nuestra piel a punto de caramelo.
Para poder combatirlos es importante saber como atacan y por qué lo hacen. Todos sabemos que los mosquitos se alimentan de nuestra sangre. Cuando se posan sobre nosotros segregan una sustancia (saliva) que provoca una reacción química en nuestro cuerpo para combatir esta "amenaza". Como resultado aparecen las clásicas ronchas rojas.
El sol es el mayor enemigo de estos molestos insectos y es por ello que prefieren la noche para alimentarse. Suelen ser las hembras las que más actúan ya que necesitan las proteínas de nuestra sangre para que se desarrollen sus huevos.
Nuestra respiración y nuestro olor corporal son los culpables de servirnos, en mayor o menor medida, como diana ante ellos. La explicación es que los mosquitos tienen una visión bastante mala, sin embargo, sí que disponen de un desarrollado sentido del olfato. Este les permite detectar el olor corporal de cada uno de nosotros y la cantidad de dióxido de carbono que expulsamos al momento de respirar.
De esta forma, al igual que cada persona tiene su propio olor corporal, también se emite una determinada cantidad de dióxido. Estas dos variables están directamente relacionadas con la cantidad de deporte que hacemos o la alimentación, entre otros. Los mosquitos pican más a unas personas que a otras por esta razón.
Podemos tratar de prevenir sus picaduras siguiendo algunos trucos:
Las picaduras de mosquitos son molestas, especialmente, si se tiene la piel sensible, y, aunque, podemos seguir estos consejos para tratar de frenarles, es inevitable que en algún momento nos piquen. Lo que sí que podemos hacer es tratar de reducir sus efectos.
Si nos pican debemos lavarnos con agua y jabón en el hinchazón. Lo más importante es no rascarnos, por mucho que nos provoque el cuerpo. Si lo hacemos puede aumentar la infección y aumentar el dolor. Si aún así no podemos reprimirnos deberemos rascar alrededor de la picadura y nunca en el centro de la herida.
El frío suele ir muy bien para calmar y reducir el hinchazón. Si pese a todo el dolor es muy molesto es recomendable acudir a tu médico y que sea él quien decida que tratamiento seguir.