«Razonable». Así califica el vicepresidente primero de la Xunta, Alfonso Rueda, la primera aproximación a una ampliación de horarios deslizada estos días desde el sector de la hostelería, con una petición (en principio, de mínimos), de permitir que los bares abran hasta las 20 horas y los restaurantes, hasta media hora antes del inicio del toque de queda (fijado, de momento, en las 22.00). «Es lógico que si avanzamos, avancemos hacia ese horizonte», apuntó Rueda en una entrevista concedida a Radio Galega, centrada en la gestión de la pandemia del Covid.
Rueda, que este mismo lunes vuelve a reunirse con el sector, para conocer de primera mano su propuesta (que la Xunta pidió esta semana que consensuarán las distintas agrupaciones provinciales), sabe que la hostelería pide «avanzar un poco más en la franja horaria», y considera que esas horquillas «sí» tienen visos de salir adelante, aunque sujeto siempre a lo que pondere el martes el comité clínico. Pero «podría ser un avance; sin ser un horario de funcionamiento normal, ya es mucho más que estar totalmente cerrado o estar hasta las seis de la tarde», comentó. «Espero que vayamos en ese sentido», apostilló el número dos de la Xunta, en línea con lo que manifestó la víspera.
Pese a insistir en que «ojalá» se puede abrir la mano con la hostelería, porque si se impusieron «medidas duras» cuando «las cifras eran muy malas», ahora «lo lógico es que vayamos hacia una desescalada», también dejó muy claro Rueda que «el caso es seguir avanzando y que nunca sea para volver atrás». «No vale de nada dar pasos muy grandes si después tenemos que volver atrás o, incluso, a la casilla de salida (...). Esta desescalada tiene que ser gradual, y no pasa nada porque los pasos sean muy cortos, porque cada paso (...) llega muy lejos y no se retrocede», razonó. La consigna es clara: cualquier relajación en las restricciones será «prudente», determine lo que determine el martes el sanedrín de expertos sanitarios.
En la Xunta son «optimistas» ante la evolución de la pandemia, especialmente con el avance de la vacunación, pero siempre bajo el principio de prudencia, con la experiencia que dicta el año transcurrido desde la irrupción del Covid. «Otras dos veces fuimos optimistas y pasó lo que pasó. No queremos bajo ningún concepto que hubiera una cuarta ola», advirtió. «A día de hoy no hay nada ganado. Está encarrilada la posible victoria, que algún día tendrá que ser definitiva, pero nada más que eso», aseveró.
Ayudas, código QR y sanciones
Volviendo a la hostelería, Rueda reveló que se rozan las 40.000 solicitudes para optar al segundo plan de rescate lanzado por la Xunta. Sobre el plan de ayudas aprobado por el Gobierno, se sumó a la denuncia del vicepresidente segundo, Francisco Conde, quien cifró en 110 millones de euros la merma para Galicia, que recibirá apenas 200 millones según los primeros cálculos, sin respetar el sistema de reparto objetivo. Rueda espera que el Gobierno entre en razón, porque, recordó, ese dinero no es para la Xunta, sino para hostelería y autónomos. «Es lo de siempre: para favorecer a algunos, tienes que sacarlo de algún sitio, y parece que puede ser Galicia», censuró.
Por otra parte, Rueda le quitó hierro a la principal exigencia al sector, dentro del plan de reapertura segura, que más ampollas ha levantado: la implementación de códigos QR. El vicepresidente primero reconoció en la radio pública que, al ser un sistema novedoso, seguirá un proceso «paulatino» de implementación, hasta que vaya calando entre los clientes. «Había que empezar cuanto antes y era una buena ocasión (....). Se irá imponiendo, dentro un tiempo será lo normal. No pasa nada porque ahora la implantación sea lenta», concedió.
En cuanto al refuerzo en la vigilancia de locales, otro de los pilares del citado plan, cifró Rueda en más de 40.000 las denuncias desde el pasado mes de octubre cursadas por todas las fuerzas y cuerpos de seguridad (Guardia Civil y unidades nacional, autonómica y locales de Policía). Cifra que matizó recordando que hay unos 20.000 locales de hostelería en Galicia, con miles de clientes a la jornada, y un comportamiento «general» adecuado.
Con todo, la Xunta ya ha tramitado más de 8.000 denuncias, de las que ha notificado unas 2.000, y ya se están empezando a pagar las primeras sanciones impuestas. Las infracciones más repetidas: no usar la mascarilla, incumplir el tope de personas no convivientes en reuniones y fumar en la calle. Incumplimientos «bastante recurrentes», apuntó Rueda.
En otro orden de asuntos, valoró como «alto» el porcentaje de personas entre 50 y 55 años que se vacunaron contra el Covid el sábado, «un ejemplo más de civismo y concienciación» ante la pandemia.
