Hace no demasiado tiempo, un par de verano o tres en el caso de los más adelantados, por arte de magia irrumpieron en el verano las míticas Adidas Adilette, esas chanclas que perfectamente podrían ser el emblema de la
moda vintage
de finales del siglo XX, de eso que muchos llaman “vestir como nuestros padres”, muchos de los cuales afortunadamente pueden estar leyendo esto con ganas de “seguir vistiendo como siempre lo han hecho”.
Bromas aparte, el renacimiento de esas chanclas ha acabado siéndolo del concepto slides o chanclas de pala en general. Desde entonces, no hay firma deposrtiva, marca low cost de moda y hasta muchas casas de lujo que no se hayan animado a lanzar sus modelos, hasta el punto de que ahora mismo comparten como mínimo
el mismo nivel de protagonismo
que la chancla de dedo, otro diseño favorito por antonomasia de hombres de todas las edades.
Flip flop vs pala
Es verdad que la moda surfera siempre está ahí y que justo en el 2020 ha recobrado impulso, lo que conlleva inevitablemente que la chancla de dedo, también conocida como flip flop, siga siendo una opción más que acertada para el verano ya que al fin y al cabo se ha convertido en una opción atemporal. No ocurre así con el calzado de playa cerrado, ideal para sujetar el pie a los más pequeños pero de dudoso gusto en los adultos, que tampoco pueden presumir de que sea el más práctico si hablamos de chanclas para ir a la playa o a la piscina, que lo que necesitan ofrecer es comodidad a la hora de ponerlas y quitarlas. Este tipo de chancla es mejor obviarlo, al menos hasta que las tendencias digan lo contrario, y en todo caso, si te gustan las sandalias así, cerradas y de aire montañero, estás de suerte porque te puedes quitar el gusanillo comprando alguno de los muchos modelos que ofrecen las distintas firmas ahora que se han puesto de moda en el entorno urbano. Pero en ningún caso son chanclas, sino sandalias.
Una forma de llevar chanclas como cualquier otra sandalia - © Instagram @pelayodiaz
Por lo tanto, una vez descartadas estas últimas bajo la etiqueta “chanclas”, nos quedamos con los diseños de dedo y con los de pala. No se trata de escoger entre uno u otro porque depende de muchísimas variables, entre otras cuál resulte más cómoda al que la lleva y también el gusto personal. A la hora de dar el sí o el no, lo suyo es hacerlo modelo por modelo. Por ejemplo, las Adilette son un sí siempre porque su diseño es icónico, sencillo y clásico, y además son realmente cómodas; tanto que si no lo has probado, cuando lo hagas acabarás llevándolas hasta con calcetines de lo bien que te encontrarás con ellas, especialmente si tienes el pie ancho. Si se puede hablar de elegancia, aunque sea cogido con alfileres, en unas chanclas, las Adilette son ampliamente merecedoras de ser identificadas con dicho adjetivo.
En cambio, hay modelos estrambóticos, de colores que a un chaval de veinte años puede que le sienten bien porque en ellos todo se ve jovial y divertido, pero que no parecen modelos de chanclas que destaquen por su diseño atractivo. Pasa con ellas lo mismo que con los bañadores tipo pantalones de correr, que chirrían nada más verlas.
Hay muchos ejemplos de ello entre los diseños que fomentan la logomanía, que es la última fiebre que vive el concepto ‘slides’. Hay logos más bonitos que otros y también hay logos que se ven perfectamente sin necesidad de que parezca que están bordados en 3D en la chancla en cuestión. Las mencionadas Adilette o el modelo tribanda de Gucci son dos diseños que ejemplifican perfectamente dónde está el equilibrio perfecto entre diseño y logo, y el límite entre logomanía y márketing.
Las chanclas deben de ser ante todo cómodas - © Instagram @reef
Más allá de las chanclas de pala y las de dedo, la tercera alternativa aceptable en según qué contextos son las Crocs, esas zapatillas de origen norteamericano que en España muchos asocian al herpetólogo televisivo Frank Cuesta, a los médicos o a fisioterapeutas. Estéticamente es posible que no tengan muchos adeptos, pero hay que reconocer que se trata de un calzado con algunas virtudes que no tienen el resto de chanclas.
Entre ellas, la más decisiva es que permite llevar más protegido el pie, y eso es fundamental cuando uno, además de ir a la playa a tumbarse en la arena, se las pone por terrenos rocosos, en playas de piedras o incluso, los más afortunados, en la cubierta de un barco.
Las chanclas de Adidas son las más buscadasº - © Instagram @raretrio
En cualquier caso, te decantes por un estilo u otro, es fundamental hacerlo por un producto de calidad. Porque por mucho que todo te puedan parecer chanclas de goma, que es el material en el que se hacen la mayoría para facilitar que sean compatibles con el asfalto, la arena y el agua, todo al mismo tiempo, no todas las chanclas están hechas con la misma materia prima. Y tampoco con la misma ergonomía ni la suficiente atención a los detalles.
Piensa, por ejemplo, en cuántas veces has caído en la trampa de comprar una chancla de dedo y que la doble tira que cruza en forma de ‘v’ invertida el empeine no te sujete como debe al andar o sea tan rígida y rugosa que te llene de rozaduras la piel entre los dedos en los que se acomoda.
La suela, que no sea demasiado rígida, que ajuste bien al empeine para que no baile y que sea mínimamente flexible a la hora de pisar para amortiguar la pisada en caso de que tengas que andar distancias moderamente largas con ellas, son factores decisivos a la hora de escoger unas chanclas y descartar otras, de modo que no todo es diseño, sino el equilibrio entre ambos.