María de los Ángeles Galindo, mujer de 72 años, recorre al menos 15 kilómetros diarios bajo el intenso calor lagunero para ganarse la vida.
Desde hace varios años comenzó a dedicarse a recolectar botellas de plástico y botes de aluminio para sobrevivir.
Su esposo no puede trabajar debido a que quedó discapacitado al sufrir una caída trabajando como albañil, por lo que María es la que saca adelante su hogar.
Doña María se levanta a las 06:00 de la mañana y sale a la calle con una carriola, misma que le regaló una maestra al ver que todos los días cargaba tres grandes bolsas llenas de plásticos y aluminio.
“Antes me colgaba una bolsa por delante y las otras dos por atrás y esto era muy cansado”.
Explicó que el kilo de aluminio se lo compran a 17 pesos, mientras que el de plástico en 3, por lo que tiene que juntar varios kilos para completar unos 120 pesos diarios.
Dice que recolecta sólo en la zona urbana, y con eso le basta para terminar la dura jornada de trabajo a las 4 de la tarde.
“Vengo recorriendo calle por calle para buscar botellas de plástico o botes de aluminio, y de vez en cuando de suerte me las regalan”, dijo con una voz muy agitada.
“Pues qué hago, no tengo de otra más que salir a trabajar, siempre he apoyado a mi esposo, como él me apoya a mí”.
María de los Ángeles tiene 50 años de casada. Tiene cuatro hijos, quienes le ayudan poco.
Señaló que no cuenta con seguridad social, por lo que no tiene ninguna atención médica en hospitales.
“Nadie regala nada, ahora sí se la tiene que estar rifando uno, pero no le tenemos miedo al trabajo”.
