El asturiano Fernando Alonso no disputará la próxima semana las 500 Millas de Indianapolis después de quedar eliminado en la "repesca" final en la que ha terminado cuarto entre los seis pilotos que afrontaban esta fase definitiva. Sólo tres podían conseguir el pase a la carrera.
De aspirar a la victoria a luchar por los tres últimos puestos que dan derecho a disputar la carrera y de ahí a la eliminación. Así de simple. Alonso acabó 34º, en el límite, y sólo 33 pilotos pueden clasificarse para estar presente en la parrilla de salida del próximo domingo.
La gestión del equipo McLaren ha resultado un fiasco desde los primeros entrenamientos y ha puesto en evidencia la escasa preparación de la estructura creada específicamente para correr la prueba. El propio Alonso reconocía que el equipo no estaba preparado y ayer se consumó el desastre con el español quedando fuera de los 30 puestos que dan derecho a disputar la competición en primer instancia. En 2017 el ovetense acabó la sesión de clasificación en quinto lugar, pero claro, militaba en el equipo Andretti-Autosport, uno de los mejores del certamen. En esta ocasión y por motivos de diversa índole, Alonso no pudo entrar de nuevo en esta formación que lleva motores Honda y con la ayuda de Zak Brown, jefe de McLaren, la escudería británica creó una división destinada a la carrera. No han disputado una sola carrera, no tienen experiencia con el coche nuevo y eso se ha notado estos días atrás.
De hecho, esta madrugada Alonso y Brown han buscado la ayuda técnica de Andretti-Autosport (se rumorea que también de Penske) para evitar el desastre y McLaren cambió la configuración del monoplaza siguiendo los consejos y la experiencia del equipo americano. Pero no pudo ser. Sin duda, uno de los mayores fracasos en la trayectoria deportiva de Alonso. El español volvió a confiar en McLaren y de nuevo firmó la estructura le llevó a hacer uno de los mayores ridículos.
