• Semana Santa.
“Necesitamos, como Cristo, alimentar nuestro mundo con la riqueza y el esplendor del plan de Dios”
Sin la muerte de Jesús en la cruz por nuestros pecados, ninguno tendría vida eterna. ÉL mismo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino es por mí”. En esta declaración, Jesús expone la razón de su nacimiento, muerte y resurrección.
Esto es por lo que Jesús vino y por lo que ÉL murió, su promesa de la vida eterna con Dios se vuelve efectiva a través de la fe de aquellos que creen en Jesús. El don de Dios, de la vida mediante Cristo se adquiere solo por la fe y la obediencia.
Dentro de nuestras creencias y costumbres, la Semana Santa es el periodo sagrado del cristianismo, transcurre desde el Domingo de Ramos y culmina con la alegría del Domingo de Resurrección.
El Jueves Santo es el día que la Iglesia conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena de Cristo.
El Viernes Santo es el día que Jesús muere en la cruz para salvarnos del pecado y tener derecho a la vida eterna.
El Sábado Santo es de luto y silencio, recordando los dolores de la Virgen. Jesús yace en su tumba, su cuerpo descansa en el sepulcro en espera vigilante de la Resurrección.
En el Domingo de Gloria se celebra la Misa Pascual, sacerdotes y ministros se revisten de blanco y con alegría se anuncia la Resurrección del Hijo de Dios.
Los momentos del triduo pascual son tiempos de oración y reflexión, pues Jesús con su infinita misericordia decide tomar el lugar de los hombres y recibir el castigo para liberar del pecado a la humanidad.
