Como paradoja de la maduración de la globalización, 1 de cada 10 contenedores del comercio internacional está sujeto a trabas a la importación, sin embargo, el nuevo escenario económico global con el retorno de Donald Trump al poder, presenta oportunidades para el Gobierno de Javier Milei, como parte del "sur global" que se disputa inversiones y acuerdos comerciales.
El planteo fue desarrollado por el equipo de investigadores de Fundar durante la presentación del su último informe, "La Reconfiguración de la Globalización" donde repasó las ventajas para la Argentina a partir de los cambios que encabeza la nueva administración trumpista.
En ese sentido, Julieta Zelicovic, del área de Política Productiva Argentina de Fundar explicó que la globalización como la conocíamos "ya no está disponible" lo que obliga a "renovar las lentes".
Frente a los nuevos cambios en las dinámicas de poder la clave es "incorporar la dimensión externa en las políticas productivas y el nexo con política exterior", aseguró.
El poder internacional cambia hacia un "multilateralismo competitivo" lo que implica mayor riesgo global señala el documento y refleja que el ascenso de China cambió las lógicas de poder internacional.
El escenario está atravesado por la versión "Trump 2.0" que profundiza las tendencias de transformación global con medidas unilaterales, proteccionismo, y un juego geopolítico de la economía global, describieron.
Entre las principales características destaca el uso estratégico del comercio e inversión, que contribuye a un creciente proteccionismo; la inversión extranjera directa (IED) orientada por el nearshoring (por proximidad geográfica) y friendshoring (por proximidad geopolítica).
Además, sobresale la incorporaciones de controles y prohibiciones sobre la inversión; negociación de acuerdos comerciales y de instrumentos de cooperación económica orientados por geopolítica e instrumento de incidencia global.
Para dimensionar los jugadores en la carrera de Argentina por las inversiones y el comercio en la nueva economía, el informe comparó cuatro países del Sur Global que hacen un uso combinado de la política exterior con la política industrial, y cuyas experiencias indican un camino.
En el caso de Sudáfrica muestra la importancia de un buen diagnóstico del sistema internacional y el peso de las capacidades burocráticas. También el uso de acuerdos internacionales para generar poder y la apuesta por la región como un modo de cubrirse frente al riesgo global.
Brasil, por su parte, ofrece un ejemplo de reconfiguración productiva de sectores estratégicos y de fortalecimiento de capacidades nacionales, que se apoya en los acuerdos internacionales y en la diplomacia económica y ambiental para legitimar sus políticas.
En tanto, Indonesia muestra que ignorar los equilibrios en las relaciones internacionales, especialmente en un contexto global incierto, puede poner en riesgo los objetivos económicos y el margen de maniobra autónomo de un país.
Por último, México revela que la construcción de una posición estratégica en el sistema internacional puede resultar una palanca de poder suficiente para perseguir políticas que difieren de las normas globales, incluso en áreas fundamentales como la energía.
Al repasar cómo se coloca Argentina, a partir de la proximidad en la relación con el próximo presidente norteamericano, y los retos que plantea el escenario geopolítico Zelicovic aseguró que existen capacidades para jugar en algunas de las industrias estratégicas y "no seguir siendo el 0,03% del comercio mundial".
Entre ellas, mencionó minerales críticos, servicios basados en datos, software, inteligencia artificial donde "Argentina tiene potencialidad para sacar provecho de la reconfiguración global, pero para eso necesita mejorar las capacidades burocráticas y el diseño de políticas públicas", resaltó.
"Vemos que hace falta fortalecer algunas capacidades burocráticas, pensar mejor y a largo plazo las estrategias de política exterior asociadas a la política productiva; creemos que hay algunos componentes de la política exterior hoy que no abonan a aprovechar esas oportunidades, sino que corren el riesgo de dejarlas pasar", analizó.
En la misma línea marcó que Argentina históricamente "subordinó su estrategia de comercio exterior, de exportaciones a metas macro de corto plazo: prohibimos exportaciones, ponemos impuestos en función de ajustar el dólar, cambiamos política exterior cada vez que viene un nuevo presidente y todo eso tiene un costo".
De cara a lo que viene, la especialista recalcó que "este contexto que vemos ahora de cambio es una ventana de oportunidad que se abre por un periodo, que no va a ser por siempre, tiene espacios de oportunidad si se hacen las cosas bien pero nos preocupa poner esta agenda en discusión".
En síntesis, desde Fundar señalan que el incremento de las restricciones y barreras arancelarias que propone Trump va a generar un escenario de comercio internacional mucho más competitivo, donde se requieran más instrumentos para competir y "si Argentina no hace nada, va a perder mercados".