¿Qué mensaje es el que mandó el futuro presidente Donald Trump al nominar a Ronald Johnson como próximo embajador de Estados Unidos en México?
No hay que ser experto en relaciones internacionales para entender que la prioridad de la relación de Estados Unidos con nuestro país será el tema de la inseguridad y la migración.
Así lo dijo expresamente:
“Felicitaciones, Ron! Juntos, pondremos fin a los delitos cometidos por migrantes, detendremos el flujo ilegal de fentanilo y otras drogas peligrosas hacia nuestro país y ¡VOLVEREMOS A HACER QUE ESTADOS UNIDOS SEA SEGURO!“.
No habíamos tenido hasta ahora un embajador con la formación de Johnson en materia militar y de inteligencia. Y es significativo el reconocimiento de Trump a su paso por la embajada de El Salvador durante el gobierno de Bukele, caracterizado por sus radicales políticas para contener la inseguridad.
Es la única experiencia diplomática de Johnson, en contraste con su trayectoria de décadas en el ejército y la CIA.
El perfil del futuro embajador es muy diferente al de los cinco personajes que lo antecedieron.
Veamos.
Ken Salazar, el actual representante de Estados Unidos, fue Fiscal General de Colorado de 1999 a 2005. Luego fue senador y formó parte del gabinete de Barack Obama.
El perfil de Salazar, aunque con formación judicial, se orientó mucho más hacia las relaciones políticas y económicas.
El antecesor de Salazar fue Christopher Landau, nominado por Trump durante su primer mandato, quien ahora ocupará una subsecretaría en el Departamento de Estado, encabezado por Marco Rubio.
Landau se hizo célebre por su frecuente presencia en redes sociales en sus recorridos por el país. Su trayectoria previa fue, sobre todo, en el medio jurídico, pues trabajó con los jueces Scalia y Thomas, en la Suprema Corte de Justicia, y luego realizó práctica privada en Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan, uno de los despachos más connotados de Estados Unidos.
Su paso por México es recordado de manera muy favorable.
Previamente, la embajada fue ocupada por Roberta Jacobson, quien ha sido hasta ahora la única embajadora de EU en nuestro país.
Jacobson trabajó en la administración de Barak Obama en diversas funciones, y llegó a ser la secretaria adjunta del Departamento de Estado para el hemisferio occidental. Tenía una visión liberal y un muy detallado conocimiento de México, aunque su paso por la embajada fue muy breve.
Yendo hacia atrás, uno de los personajes con más vasta formación diplomática que ocupó la embajada de EU fue Anthony Wayne, entre 2011 y 2015.
Antes de llegar a México fue embajador adjunto nada menos que en Afganistán. También fue embajador en Argentina y secretario adjunto del Departamento de Estado para temas económicos y empresariales.
El último nombre de esta breve revisión es el de Carlos Pascual, quien tuvo a su cargo la embajada entre 2009 y 2011. Su formación y trayectoria académica eran muy sólidas, y fue vicepresidente de la Brookings Institution, donde dirigió el Programa de Política Exterior.
Pascual dejó la embajada debido a las consecuencias de las filtraciones de WikiLeaks, lo que generó mala relación con el entonces presidente Calderón.
Como usted puede ver, en todo este lapso tuvimos embajadores con diversos perfiles, pero ninguno de formación militar y con una orientación tan expresa a los temas de seguridad.
Trump tendrá ojos muy bien entrenados para ver los temas de la seguridad en México, independientemente de las cifras oficiales que presente el gobierno.
Y, seguramente, Johnson va a construir redes para tener información de primera mano respecto a las estrategias del gobierno mexicano y sus resultados.
No hay que ser experto para saber que la relación con EU será otra y va a dar dolores de cabeza.