Los operarios de la patrulla antigrafiti del Ayuntamiento de Madrid han perdido ya la cuenta de las pintadas que han retirado en apenas un año. Dirían que son cientos, «de todo tipo». Ya tienen incluso localizados a algunos sospechosos habituales. «Por esta zona del centro, por ejemplo, actúa mucho el Ruso», explican los operarios que, enfundados en sus equipos de protección individual (EPI), ayer hicieron una pausa en la limpieza de la céntrica plaza del Dos de Mayo para explicar cómo es el trabajo de estos equipos especiales del Servicio de Limpieza Urgente (Selur) creados en septiembre de 2022. Actualmente, hay 55 operarios encargados de mantener impolutos muros y fachadas. En total, desde su puesta en funcionamiento hasta septiembre de este año estos equipos han realizado 146.108 servicios y adecentado 1.399.502 metros cuadrados, lo que equivale a casi 150 veces la superficie de la Plaza Mayor y apenas 200.000 metros cuadrados más que el parque de El Retiro. El año más intenso, sobre todo porque tuvieron que realizar parte del trabajo atrasado que motivó la creación de estos grupos especiales, fue el 2023, cuando realizaron 73.005 servicios y retiraron pintadas de un total de 722.534 metros cuadrados. Por distritos, donde más se ha actuado es en Latina (186.374 metros cuadrados), Carabanchel (148.500) y Centro (136.871), seguido de Fuencarral-El Pardo (112.114), Puente de Vallecas (108.321), Hortaleza (67.816), Arganzuela (65.497), Ciudad Lineal (63.878) y Tetuán (62.414), Moncloa-Aravaca (57.016), Villaverde (56.670), Usera (52.567), San Blas-Canillejas (49.988), Chamartín (44.361), Villa de Vallecas (32.859), Moratalaz (32.553), Vicálvaro (29.079), Retiro (27.643), Chamberí (27.389), Salamanca (23.107) y Barajas (14.397). En la plaza del Dos de Mayo ya han intervenido varias veces. El perímetro que rodea a la estatua de Daoiz y Velarde , junto con la plaza de San Ildefonso, señala Víctor Sarabia, director General de Servicios de Limpieza y Residuos del Ayuntamiento de Madrid, son algunos de los 'lienzos' favoritos de los vándalos de la zona centro. El producto antigrafiti que aplican estos profesionales del Selur a las fachadas antes de comenzar a limpiarlas hace que su labor parezca sencilla, ya que los restos de espray desaparecen usando simplemente agua caliente a presión: «Es una sustancia a base de silicona que hace que la pintura no penetre y podamos eliminar los grafitis más rápido», apunta Martina Sánchez, jefa de operaciones de Selur. En los camiones, además de productos de limpieza, llevan también botes de pintura, ya que algunas paredes exigen también una pasada de rodillo y brocha para volver a su estado original. Fuera del ámbito de trabajo de esta patrulla anitgrafiti quedan, eso sí, los edificios históricos, que requieren un tratamiento especial. La patrulla antigrafiti, que cuesta a las arcas públicas cerca de un millón de euros, trabaja tanto en revisiones periódicas como por avisos. Si las pintadas son alusivas (es decir, incluyen mensajes hirientes) son capaces de eliminarlas en tres horas. ¿En los muros de la capital se quedan plasmadas más peleas entre residentes o indignación contra los políticos? «Mitad y mitad», bromean los operarios. Las zonas más vigiladas son los seis barrios del Centro, donde limpian cada 25 días . Por Valverde (Fuencarral-El Pardo), Aluche, Las Águilas, Lucero, Puerta del Ángel (Latina), Buenavista, Opañel, San Isidro y Vista Alegre (Carabanchel), Numancia y San Diego (Puente de Vallecas) pasan cada 45 días y por el resto de los 114 barrios intervienen más o menos cada 60 días. En las zonas verdes, detalla Sarabia, actúan cada seis meses: «Al final, cuanto más limpias un lugar menos pintadas se hacen. Los grafiteros quieren que su mensaje dure, por lo que cuando ven que limpiamos mucho cambian de lugar. Además, la Policía Municipal está poniendo una cantidad importante de multas, y eso tiene un efecto disuasorio». En lo que va de 2024, se han tramitado 361 expedientes sancionadores por pintar grafitis en la vía pública. En 2019, el gobierno municipal endureció además las multas para luchar contra estos comportamientos, elevando a 1.000 euros el castigo por pintar cierres comerciales, a 600 la vandalización de mobiliario urbano y hasta 3.000 el castigo por maltratar las paredes de edificios emblemáticos. Además, hace unos días el ayuntamiento decidió además aprobar la modificación del protocolo de las sanciones de limpieza para que los grafiteros solo puedan librarse de la multa económica limpiando pintadas, en lugar de realizar las actividades sustitutorias que se hacían hasta ahora, que consistían básicamente en limpieza de calles y vaciar papeleras. Estos infractores «estarán siempre acompañados de personal especializado», detalló Sánchez. Ojo por ojo y pintada por manguera a presión.