Mientras María Corina Machado pide a España que reconozca a Edmundo González Urrutia como presidente electo, Sánchez nombra embajador en Venezuela a Álvaro Albacete, un diplomático cercano a dos de los socialistas más amigos del régimen chavista: Moratinos y Zapatero
Sánchez y sus socios comunistas allegados a los bolivarianos de aquí y de allá, han designado a Albacete para sustituir al actual embajador español en Venezuela, Ramón Santos, próximo a jubilarse. El mismo que avaló con su presencia, y dentro de su embajada, la coacción de los hermanos Rodríguez (Delcy y Jorge) para mandar al exilio a Edmundo González Urrutia. El gobierno de España viene sorteando el reconocimiento de EGU con el equilibrio por no enfadar al irritable Maduro. Como muestra de su lealtad a los camaradas del régimen, le envía a este nuevo embajador muy bien identificado como un amigo del progresismo bolivariano y español.
No les importa que este nuevo embajador no haya tenido tan alto cargo antes. Ni que tenga experiencia expresa en Hispanoamérica. No les parece que haga falta. Pero sí que sea un cercano colaborador del actual ministro de Cultura de España, reconocido como independentista catalán y promotor de la Leyenda Negra española. Asimismo, Albacete ha sido asesor de Moratinos, quien dirige la oficina de las Naciones Unidas para la «Alianza de Civilizaciones», un invento de otro amigo y vocero internacional del régimen bolivariano, Rodríguez Zapatero, el «príncipe» de Delcy.
Se cumple la norma de que en política no hay casualidades. Albacete es el escogido perfecto para el momento que viene. Como sabemos, el próximo 10 de enero es la fecha crucial para que Venezuela se acoja a la legalidad e inicie la senda de su reconstrucción democrática en libertad. Eso, o que el usurpador Maduro y su banda sigan ejerciendo la dictadura. España envía a un embajador seguro y dispuesto a cumplir las órdenes del eje Madrid-Caracas.
Todas las fuentes consultadas en España dan por cierto que Albacete es el hombre indicado. El representante de Sánchez en Venezuela para dar a entender, sin asomo de dudas, a Maduro que no va a reconocer a EGU, sino que da su apoyo por adelantado a ese dictador, al que sirve Zapatero. Se salta Sánchez a las dos Cámaras legislativas españolas, que sí lo han reconocido, también al Parlamento Europeo, a la administración Biden de Estados Unidos y al gobierno de Italia de Meloni. Está claro que prefiere no poner en riesgo sus negocios con el dictador Maduro y evita a EGU. Con haberle concedido asilo político es para Sánchez más que suficiente. Así lo ratifica el ministro de Exteriores español, Albares, cuando dice: “No lo hemos reconocido (a EGU) porque él no lo ha solicitado al gobierno de España”. A este tío le llueve y no se moja. Otro obediente servidor de Sánchez.
María Corina Machado ha declarado a El Mundo de España que pese al pesar de que el gobierno de Sánchez tarde en reconocer a EGU: “Siento que el pueblo español asume la causa venezolana como propia, solamente por la cantidad de venezolanos que ustedes han acogido, y porque queremos que regresen”.
Carlos Pérez-Ariza es doctor en Periodismo por la Universidad de Málaga.
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