Con el regreso de Trump a la Casa Blanca, que ha mostrado una clara voluntad de rediseñar las características del sistema internacional con apoyo a los aliados de Estados Unidos, mediante la protección de sus intereses nacionales y roles regionales frente a un conjunto de desafíos que se presentan en el ámbito internacional, Marruecos podría obtener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Se trata de reestructurar este consejo para que sea coherente con los equilibrios geopolíticos actuales, especialmente en lo que respecta a la política exterior con la representación de África en su seno.
Además, las estrechas relaciones que Marruecos estableció con Washington durante el mandato de Trump, incluida la cooperación militar y de seguridad, aumentan sus posibilidades de obtener el apoyo estadounidense en este contexto, a medida que Marruecos emerge como un fuerte candidato a miembro del Consejo de Seguridad, subraya HessPress.
Dadas sus contribuciones al establecimiento de las bases de la seguridad, la estabilidad, la lucha contra el terrorismo y los efectos del cambio climático, que son una prioridad en la agenda de las Naciones Unidas, además de su éxito en la construcción de una amplia red de alianzas regionales e internacionales, convierten a Rabat en un candidato fuerte para representar a África en el Consejo de Seguridad.
Washington había confirmado, a través de Linda Thomas-Greenfield, su representante en las Naciones Unidas, su apoyo a la creación de dos puestos permanentes para los países africanos en el Consejo de Seguridad. Esta demanda también fue adoptada por varios países africanos, junto con Antonio Guterres, secretario general de la ONU, quien a su vez pidió reformar el Consejo de Seguridad y corregir la injusticia histórica a la que fue sometida la voz africana dentro de este organismo.