Hasta once cuentas bancarias distintas tuvo la mujer del presidente del Gobierno entre el 1 de diciembre de 2019 y el pasado 18 de noviembre. En este periodo de tiempo –de 2020 a 2022– cobró, sin embargo, 13.652 euros en relación al máster de Transformación Social Competitiva que codirigía en el marco de su cátedra extraordinaria en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). También cobró por su labor profesional en otro máster, el de Dirección de Fundraising (captación de fondos) público y privado en organizaciones sin ánimo de lucro, al que estuvo vinculada desde 2014.
Pese a ello, Begoña Gómez hace dos semanas tenía solo 40,10 euros en las diez cuentas bancarias en tres entidades financieras distintas (BBVA, ING Direct y Banco Santander) de las que es titular o figura como autorizada o representante. De hecho, como ha podido comprobar LA RAZÓN en el sumario del «caso Begoña Gómez», los pagos que le hacía la Complutense como retribuciones por su dirección de los dos posgrados se realizaban a depósitos bancarios cuyo IBAN no corresponde con ninguno de los que la esposa del presidente del Gobierno tiene a su nombre.
Además, la investigación judicial arroja otro dato relevante: que la empresa en cuyas manos se dejó en 2022 la gestión de un modelo semipresencial de los dos másteres que codirigía Gómez, quebró 21 meses después, en diciembre del año 2023.
En distinto día del mismo mes del año 2022 se aprobó en el seno del centro universitario público madrileño que los dos másteres que codirigía pasasen a ser impartidos en su modalidad semipresencial –después de que así lo propusiese la dirección de los mismos, que encabezaba la propia Gómez– alegando la misma razón: que este cambio permitiría «una mayor inscripción de alumnos». Otras razones que se expusieron fueron que existía una «demanda de alumnos de fuera de Madrid», y que al ser un «máster muy orientado a profesionales», recibió «muchas solicitudes. Pero cuando los futuros alumnos comprobaban la carga horaria y valoraban cómo compatibilizar esa formación con el trabajo, les parecía «muy complicado» dado que se impartía de noviembre a julio de forma presencial todos los viernes y sábados «en bloques de cuatro horas». Defendían que trasladarse a un modelo híbrido «permitirá una mayor inscripción de alumnos» y elevaban a 3.000 euros el precio a pagar por la matrícula, porque las clases serían «pregrabadas» y, también, presenciales, con lo que se incrementaban «los costes de producción».
Primero, el día 2 de marzo de 2022 la directora del máster de captación de fondos, Aurora Castillo Charfolet, firmó un documento con el membrete de la Escuela de Gobierno de la UCM en el que se autoriza ese cambio y se concede la gestión externa a la empresa Mindaway Ecosystem SL por «su experiencia acumulada en formación híbrida y online», su «prestigio y profesionalidad» y dado que ya se dedicaba a la gestión de otros títulos de la universidad.
El mismo destino tuvo el otro máster, de Transformación Social Competitiva, que se pasó también a ofrecer de manera semipresencial al dar el visto bueno para ello el 26 de marzo el que era director de la Escuela de Gobierno de esta Universidad madrileña, José Manuel Ruano de la Fuente, en un documento de prácticamente idéntico contenido.
Sin embargo, esta mercantil, Mindaway Ecosystem, que pasó a encargarse de la gestión de los dos estudios «bajo la supervisión de la codirección», quebró y entró en concurso voluntario solo 21 meses después de asumir estas funciones para los másteres de la mujer del también líder del PSOE.
La tesis de que permitiría aumentar el número de egresados con la que se justificó el paso a un modelo no presencial no se sostiene por sí sola, a la vista de los datos de la relación de estudiantes matriculados en cada uno de ellos antes y después de este cambio.
La última vez que se ofreció el máster de Transformación Social Competitiva presencialmente –en el curso 2021/2022– contó con diez alumnos y, al siguiente, ya en una modalidad semipresencial, tuvieron exactamente la misma cifra. En el caso del otro, el de Fundraising, la realidad es sangrante. El último año académico –2020/2021– que se ofertó con asistencia personal al aula se apuntaron 16 estudiantes y, al curso siguiente, se quedaron en solo nueve pupilos, una caída de casi la mitad.
Por otro lado, la coordinadora del máster de dirección de captación de fondos, Blanca de Juan, dio de alta la web de la cátedra extraordinaria (transformatsc.org) el 21 de septiembre de 2022, una gestión que fue contratada de forma online. Diez meses después, en julio de 2023, realiza una transferencia del titular de la web, que pasa a ser titularidad de Begoña Gómez, que paga la prescriptiva renovación del servicio hasta octubre de este año. El pasado 21 de marzo, realizó las gestiones para una nueva renovación hasta el 20 de marzo del próximo año que, sin embargo, no llegó a abonar. Y aunque hubo intentos de cobro a través de la tarjeta de crédito que consignó –e incluso varios avisos de impago a la dirección de correo electrónico facilitada–, no se llevó a cabo el pago y, por tanto, el dominio de la web expiró el pasado 20 de septiembre, tal y como alertó Hazte Oír al juez Peinado.
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[[H3:Deloitte dice que no tuvo «acceso al software»]]
Deloitte, a la que Begoña Gómez adjudicó uno de los contratos para desarrollar el software en el marco de su cátedra –y por el que Peinado le investiga por una posible apropiación indebida– asegura al juez que «en ningún caso tuvo acceso al software» desarrollado como herramienta para que las empresas midieran el cumplimiento de objetivos de transformación social competitiva. En un escrito dirigido al juez, Deloitte hace hincapié en que sus servicios «en ningún caso incluyeron el desarrollo del software» ni tampoco su «mantenimiento». Su trabajo, dice, terminó «con carácter previo a la citada fase de puesta en producción». Deloitte «tampoco contó con proveedores externos para la ejecución de este proyecto». La aceptación de los servicios prestados, explica, fue efectuada por los responsables del proyecto por parte de la UCM –Begoña Gómez y Blanca de Juan–, tras lo cual se emitieron las facturas, que fueron «satisfechas».]]