Un estudio de Oceana reveló que Brasil es el país sudamericano que más residuos plásticos vierte al océano, con 1,3 millones de toneladas anuales. Esta alarmante cifra representa el 8% del total mundial, lo que pone en riesgo la biodiversidad marina y la salud humana. La contaminación plástica en los océanos es un problema cada vez más grave que tiene un impacto negativo en millones de especies marinas. Estos desechos plásticos amenazan la biodiversidad al dañar hábitats naturales y alterar los ecosistemas acuáticos.
La falta de regulaciones adecuadas en Brasil agrava esta situación, lo que ha llevado a expertos a exigir medidas urgentes para mitigar el impacto ambiental. La entrada masiva de plásticos en los océanos comenzó a aumentar de manera alarmante desde la década de 1950, y Brasil se ha convertido en un foco de preocupación para científicos y organizaciones ambientales.
PUEDES VER: El país con la peor calidad de aire en Sudamérica: tiene el récord de muertes por contaminación ambiental
Según el estudio de Oceana, Brasil arroja anualmente 1,3 millones de toneladas de residuos plásticos al océano, lo que lo posiciona en el octavo lugar entre los mayores contaminadores del planeta. Esta cantidad es comparable al peso de 1,3 millones de automóviles pequeños, lo que ilustra la magnitud del problema.
La falta de un marco regulatorio y leyes específicas para controlar la producción y eliminación de plásticos es uno de los principales factores detrás de esta situación. A pesar de ser el mayor productor de plásticos en América Latina, Brasil aún no cuenta con legislaciones que regulen adecuadamente la gestión de estos residuos.
La contaminación plástica tiene efectos devastadores en la fauna marina. Se ha encontrado plástico en los estómagos de más de 200 especies marinas en Brasil, y el 98% de los peces amazónicos analizados presentan residuos plásticos en sus intestinos y branquias. Esto no solo afecta a la biodiversidad, sino que también plantea serios riesgos para la salud humana, ya que estos contaminantes ingresan a la cadena alimentaria.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la exposición a sustancias químicas presentes en plásticos puede causar reacciones alérgicas, irritaciones cutáneas e infecciones gastrointestinales. A largo plazo, la exposición crónica a estos compuestos se ha relacionado con un aumento en enfermedades como diabetes y ciertos tipos de cáncer.
El estudio de Oceana subraya la urgencia de que Brasil implemente leyes que aborden la crisis plástica desde una perspectiva integral. Se recomienda adoptar un modelo de economía circular que promueva la reutilización y el reciclaje de plásticos, así como invertir en investigación para desarrollar alternativas sostenibles.
Ademilson Zamboni, director de la ONG, enfatiza que “el plástico que contamina nuestros mares es el resultado de un sistema de producción que ya no es sostenible”. La implementación de políticas adecuadas es crucial para mitigar la contaminación plástica y proteger tanto el medio ambiente como la salud pública.
Si no se toman medidas inmediatas, se estima que para 2050 habrá más plástico que peces en el océano, según proyecciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). La ONU considera la contaminación plástica como la segunda mayor amenaza ambiental para el planeta, después del cambio climático.
Los plásticos tardan cientos de años en degradarse, y durante ese tiempo se descomponen en microplásticos que se encuentran en todo el mundo, desde el Ártico hasta las profundidades del océano. Esta situación resalta la necesidad urgente de acciones efectivas para abordar la crisis de la contaminación plástica.