De hecho, los estudios muestran que las mujeres con TUS y violencia de género se enfrentan a barreras únicas para acceder al tratamiento, entre las que se incluyen: Miedo a represalias o a que la violencia empeore; Vergüenza y estigma asociados a la adicción y la violencia de género; Falta de confianza en los profesionales y sistemas de salud; Falta de formación entre los profesionales de servicios de adicciones para detectar y abordar la violencia de género y viceversa; Acceso limitado a servicios de tratamiento con perspectiva de género.