Un proyecto titulado 'Hola, pueblos' estaba condenado al fracaso . Ese 'Hola, pueblos' suena a lo que ahora sueltan jacarandosos los camareros de los restaurantes de moda. Te descuidas y, entre tapas y vinos, aunque tu mesa sea un homenaje al viejunismo, lanzan un «¿todo bien, chicos?» para fingir que no te olvidan y que yaces en un sitio 'modelno' donde zampar no es sino experiencia casi mística. Maria Luisa Seco, aquella presentadora de programas infantiles, si no recuerdo mal demarraba sus emisiones con un simpaticote «¡Hola chicos!» que me resultaba algo chocante, incluso de niño, porque se me antojaba excesivo de una confianza que, precisamente, me arrastraba hacia la desconfianza. Aldama estaba en todas partes, el tío. Y con...
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