El presidente Javier Milei cerró ayer su participación en la Cumbre del G20 de Brasil, reveladora para la comprensión de cómo piensa la política exterior. Pese a los pronósticos pesimistas que llegaban desde la cancillería brasileña, Argentina terminó firmando la Declaración de líderes y suscribiendo a la Alianza Global contra el Hambre, ambas impulsadas por Lula da Silva y con una fuerte influencia de la Agenda 2030 que los libertarios tanto rechazan.
"Argentina hizo su evaluación y tomó la decisión que consideró que era la mejor para nuestros intereses", declaró en diálogo con El Cronista el canciller Gerardo Werthein, una de las piezas clave del equipo negociador libertario junto al sherpa Federico Pinedo. Junto a Milei, decidieron que la Argentina apoye las iniciativas, pero dejando en claro públicamente los aspectos con los que no se estaba de acuerdo. "Se decidió acompañar en general y disociar en particular", explicó el funcionario.
En menos de una semana, Milei recolectó fotos con varios de los mandatarios más importantes del mundo. El fin de semana se mostró con Emmanuel Macron (Francia), durante el G20 mantuvo bilaterales con Xi Jinping (China) y Narendra (Modi) y ayer a la noche cenó con Giorgia Meloni (Italia). Aun así, el punto cúlmine fue, sin dudas, su presencia en la CPAC y las charlas que tuvo con Donald Trump e Elon Musk, a quienes considera como estandartes de la batalla que busca dar contra lo que llama "izquierda cultural".
Ese envalentonamiento anti woke se le había contagiado al Presidente y a varios funcionarios oficiales. Una fuente inobjetable escuchó a Milei decir días atrás que "no cedería" ni un milímetro su política anti globalista, algo que finalmente sucedió a medias.
En la cúpula libertaria barajaban tres opciones: romper cualquier tipo de consenso, firmar con adendas o que la disconformidad quede reducida a una disociación. "Las declaraciones del G20 son por consenso. Lo que hicimos fue una declaración de principios y quedó clara nuestra posición en contra de la Agenda 2030", afirmaron desde la cúpula de Gobierno.
Milei terminó flexibilizando su posición, pero no perdió tiempo para hacer una picardía: hizo que Lula no tuviera ayer la foto de líderes de Estado completa. Milei se fue antes del evento alegando que llegaba tarde a su hotel a tener una reunión con la empresa italiana ENEL. La razón, parcialmente verdadera, escondía que si quería sacarse la foto lo podría haber hecho.
Mientras que el lunes hubo negociaciones furiosas por la firma de la Declaración de líderes, el martes encaró una seguidilla de reuniones bilaterales con el encuentro con el presidente de China, Xi Jinping, como la más importante de la jornada.
Las delegaciones de ambos países se reunieron ayer por la mañana en el Hotel Sheraton. Según pudo reconstruir este medio, en la bilateral solo hablaron Milei y Xi, quienes estuvieron acompañados por 13 altos funcionarios de cada lado, predominantemente económicos.
Esa composición resultó lógica teniendo en cuenta que uno de los principales intereses de ambos países era conversar acerca del estado del swap. ¿Es verdad que se dejó a entrever que podía haber una ampliación de ese programa para el año próximo? Hay quienes afirman que China no tendría problemas en flexibilizar esa posición.
Así al menos lo esgrimieron fuentes libertarias al leer el siguiente fragmento del comunicado oficial de la bilateral: "Durante la sesión se reafirmaron los vínculos y acuerdos comerciales y financieros vigentes, así como la vocación de seguir explorando nuevas oportunidades para ampliar y mejorar todo lo que involucra el fortalecimiento de la relación bilateral".
Durante la cita se puso eje en el vínculo económico y comercial entre ambos países. "Argentina manifestó su vocación de diversificar y aumentar su oferta de exportaciones al mercado chino", indicó el comunicado oficial, que también reveló que tanto Xi como Milei se invitaron respectivamente a visitar sus países el año próximo. Aún no hay fecha confirmada para ninguno de esos eventos.
Algo más desapercibida pasó la bilateral con el premier de India, Narendra Modi, pero no por eso resultó menos fructífera. "Fue una muy buena reunión", confirmaron fuentes oficiales, quienes agregaron que Milei está particularmente interesado en la forma de gobierno de ese país y cómo han aplicado diferentes políticas públicas para desarrollar a su sector tecnológico-productivo.
Ambos países son diferentes en diversos puntos a los dos principales aliados que se puso Milei en materia de política exterior, Estados Unidos e Israel. "Unos son contactos estratégicos y otros son amigos", distinguen cerca del Presidente. En el G20, Argentina terminó mostrándose más cerca de las potencias que integran el BRICS que la delegación de los Estados Unidos o de otros países que integran el G7.
Milei esgrime que el G20 y el G7 son diferentes a las Naciones Unidas, en donde la semana pasada le ordenó a su equipo diplomático votar en contra de una resolución que impulsaba políticas contra la violencia hacia las mujeres. "Javier piensa que son grupos distintos. En los primeros se debaten cuestiones de fondo y que tienen un impacto más directo. En cuanto a la ONU, considera que es un organismo estrictamente político que impone una agenda ideológica a sus países miembros", detalló una alta fuente libertaria.