En el Gobierno empieza a existir el convencimiento de que los empresarios seguirán tragando, más o menos, con todo lo que les eche. Y que esta situación puede disfrazarse como un logro del propio Ejecutivo: una coalición socialcomunista dialogante y capaz de entenderse hasta con los mismísimos patronos en pro de la estabilidad y la paz social.
El mejor reflejo de ello es que el ala podemita del gabinete ha pasado de lanzar amenazas a los empresarios por boca de Yolanda Díaz a que Pablo Iglesias los ponga como ejemplo de que el Gobierno es capaz de pactar con quien está en sus antípodas. Los platos rotos los paga el PP porque La Moncloa utiliza a los patronos para abofetear...
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