Alcoa comienza a mostrarse cada vez un poco más dispuesta a vender la factoría de San Cibrao. Pero pone sus condiciones. A dos días de que se ejecuten los 534 despidos anunciados en la planta, la multinacional estadounidense asegura «no estar cerrada» a traspasar la fábrica a otro inversor siempre que antes se hibernen las cubas de electrólisis, necesarias para producir el aluminio primario. Sería el mismo escenario que se produjo hace ya más de un año en las plantas de La Coruña y Avilés, donde todavía no se han vuelto a arrancar.
Según informa la compañía a ABC, la posibilidad de vender la fábrica de la que dependen unos mil empleos, contando también los de la industria auxiliar, se abordó esta mañana en el marco de las negociaciones del ERE con los representantes de los trabajadores. Alcoa argumenta que mantener las cubas operativas le acarrea unas pérdidas «que ascienden a más de un millón de euros a la semana y que la empresa tiene que parar cuanto antes». La multinacional asevera que «un proceso de venta requiere un tiempo para su ejecución y su éxito es incierto», por lo que no está dispuesta a mantenerlas operativas mientras se producen esas negociaciones. La compañía no aclara si mantendría a los 534 trabajadores que podrían perder su empleo este viernes mientras se negociase esa posible venta.
La plantilla no está dispuesta a que se paren las cubas de electrólisis, que requieren de una ingente cantidad de energía para su funcionamiento. En declaraciones a los medios a la salida de la reunión, el presidente del comité de empresa, José Antonio Zan, censuró que Alcoa no quiso entrar a valorar ni a trabajar en ninguna alternativa que permita la continuidad de la planta. «Solo quieren hablar del paro de las cubas que al final es la muerte de la planta de aluminio», censuró Zan. El representante de los trabajadores urgió a la Xunta y al Gobierno central que actúen ya. «Ante esta situación solo queda que las dos administraciones hagan su trabajo, paralicen el ERE y empiecen a luchar por la industria de este país», subrayó. «No puede ser que una multinacional tenga de rodillas a dos gobiernos», prosiguió el sindicalista. En su opinión, la solución debería pasar por una intervención pública de la factoría para poder «tener una solución de futuro» para la planta.
